lunes, 2 de julio de 2007

Muñecas Rotas

Muñecas Rotas
Creo que cuando Malena apareció con su primer lifting ante nosotras – sus amigas de “ toda la vida” –, nos paralizamos.
Sin habla, quedamos cuando vimos que la boquita corazón de Malena había mutado en labios de besugo, no muy carnosos pero sí muy largos, que atravesaban el rostro de mejilla a mejilla. Aquel rostro cándido y bonito al que adorábamos cual estampita religiosa, ahora, era un retrato estándar de estrella de televisión en baja.
Nosotras observábamos párvulas cada detalle en su nuevo rostro. Las orejas estaban más atrás de lo habitual y la frente, atrasada en el cuero cabelludo, donde un flequillo planchado trataba de apoyarse sin suerte, como un felpudo pidiendo pista. Ya que, la cabellera renegrida había retrocedido un par de centímetros con la intención de alisar las arrugas frontales.
No sé si fue con sed de venganza, pero con cierto rencor más de una dijo con labios casi cerrados, - aprovechando una ida de Malena al baño -: “Viste nena, nada es para siempre.” “A vos también te llegó el viejazo”.
Malena era la más bonita de todas. Con cierto aire de muñequita intocable, de santa pura y casta. Por su belleza, mucha veces, tuvimos que cruzar la vereda de enfrente para que los chicos nos miraran; pintarnos la cara como una puerta y hacernos el triple de simpáticas, para ganar aunque sea un número de teléfono.
Cuantas planchas tuvimos que aguantar por ella, mientras en los asaltos, Peter Frampton sonaba en el centro musical con: “babe i love your way,..” .
De todas maneras, y cual diosa del Olimpo, Malena, todavía, seguía ocupando su trono.
Sensualmente y arreglándose el escote nos invitó a sentarnos junto a ella, y con esa actitud de gata irresistible, nos preguntó:
¿y? ¿ estoy de 20?
El silencio duró lo que tarda el saquito del té en teñir el agua, sin embargo, jugando con la provocación nos hizo caer en las redes de su ego y sin dudar, contestamos a coro: Sí, ¡estás bárbara!, mientras que por debajo de la mesa cruzábamos los dedos pidiendo por favor, “ Piedad, que el viejazo nos agarre de otra manera”
Pero después de todo, y mirando a cada una de las presentes, traté de hacer una reflexión aguda, ( incluyéndome, por supuesto): ¿Qué es eso de dejarse el pelo largo hasta la cola como adolescente, cuando estamos llegando a la menopausia? ¿ Por qué insistir con la vanguardia, el retro o el vintage de feria americana cuando las varices nos trepan las piernas? Preguntándome: ¿ qué es lo qué tanto nos horroriza? Ni hablar las que comparten la pilcha con las hijas teens o usan la ropa dos talles menos. ¿ Y las qué abusan de las piedras, el strapless, el estrás y el taco stilleto?
En ese ataque de sinceridad, y observando con crueldad, pensé:¿Tan mal está Malena?